Si hay algo importante en todo negocio, además de contar con un buen equipo y ofrecer un servicio o producto que realmente tenga futuro, es el dinero. Sin dinero no hay negocio, y por eso debe hacerse un seguimiento riguroso tanto del que entra como del que sale durante toda la actividad de la empresa. Es un proceso rutinario, pero que muchas empresas pasan por alto hasta que llega el momento de rendir cuentas y, entonces, empiezan los problemas.

Este procedimiento, que se conoce como control financiero, es especialmente importante en las pequeñas y medianas empresas. En este campo, los recursos están más limitados, por lo que el riesgo en cada operación es mayor. Hay que hacer todo lo posible por mantener un equilibrio y una estabilidad que permitan crecer sin que las cuentas sufran, y la mejor forma de conseguirlo es teniendo muy claro el capital del que se dispone y cuánto se puede gastar. Pero lo cierto es que la utilidad e incluso necesidad del control de las finanzas va mucho más allá de esto.

¿Por qué es importante tener un buen control financiero en una PYME?

Si tienes una mediana empresa, o pequeña, aquí te va a quedar muy claro por qué el control financiero es algo que debe formar parte de la actividad rutinaria de tu negocio. De hecho, debe ser uno de sus pilares más importantes:

Mejorar la toma de decisiones

Cuando se lleva un buen control de las cuentas se tiene mucha más información sobre el estado de salud real del negocio a nivel económico. Hay una actualización constante de los ingresos, los gastos y, por supuesto, tanto los márgenes que hay como la rentabilidad real del negocio. Es algo fundamental para, por ejemplo, poder hacer análisis de rentabilidad. ¿Y por qué todo esto es tan importante? Porque así es como se pueden aplicar las estrategias más adecuadas y tomar las decisiones correctas cuando toca escoger qué camino seguir.

Sabiendo el dinero real del que se dispone y cuánto se gasta, también se sabe mejor el margen de maniobra que hay y tanto lo que se puede como lo que no se puede hacer. 

Evitar problemas de liquidez

Generalmente, una PYME tiene recursos bastante limitados, lo que hace especialmente importante llevar un férreo control de las cuentas. De lo contrario, el riesgo de tener problemas de liquidez es altísimo, ya que no hay planificación de cobros y pagos ni anticipación alguna ante épocas de menor o mayor facturación. Esto puede llevar a un endeudamiento innecesario y a situaciones de impago que son letales para cualquier negocio.

Detectar cualquier anomalía en los presupuestos

Cada cierto tiempo, se tienen que establecer presupuestos y previsiones de gasto para poder tener una estimación de los márgenes con los que se va a operar. Después, hay que comparar los resultados reales durante el periodo establecido con los presupuestos que se han fijado. Así, se puede ver rápidamente si los gastos previstos encajan con los reales y si los ingresos están por debajo o por encima de lo esperado.

Con estos controles, que son mucho más fáciles usando las herramientas para controlar finanzas adecuadas, el negocio puede detectar rápidamente si hay alguna desviación inesperada y corregir el rumbo antes de que el problema vaya a mayores. Da mucho más margen de maniobra.

Atraer más inversores y financiación

Si se va a buscar inversión o financiación, sea a través de asociaciones con otras empresas o buscando inyecciones de capital en entidades bancarias o financieras, tener unas cuentas limpias es fundamental. Cuando alguien va a confiar su dinero en otro, necesita saber que este le hará buen uso y que su situación es estable como para correr un riesgo así.

Unas finanzas bien ordenadas y documentadas siempre transmiten confianza, y a su vez muestran una transparencia esencial para conseguir ese capital extra. Si no hay un buen control financiero, es casi imposible conseguir inversiones externas. Nadie va a confiar en el proyecto por muy bien que se intente vender.

Toda empresa, por pequeña que sea, tiene que cumplir con una serie de obligaciones tanto a nivel fiscal como contable. Sin embargo, si no se controlan las finanzas, es muy posible que se cometan errores por intentar cumplir cerca del final de los plazos que establecen las autoridades, lo que puede derivar en sanciones, multas o incluso problemas legales que no solo pueden afectar al negocio a nivel económico, sino también reputacional.

Para que una empresa sea estable, tiene que estar totalmente al día en materia fiscal y legal, y un requisito imprescindible para conseguir eso es que haya un férreo control financiero.

Unas cuentas bien claras, bien analizadas y con un seguimiento riguroso dan mucha más seguridad a la empresa. Es más fácil tomar decisiones, más fácil tener un rumbo claro y, por supuesto, saber tanto las posibilidades como las limitaciones que hay.

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